Dedico este libro a las bellas representantes del sexo débil, sobre las que ahora descansa el mundo. En general, se puede decir sin exagerar que las damas seleccionan personal, se sientan en el comité de selección en la oficina de registro y alistamiento militar, forman un extranjero en el Ministerio del Interior, son directoras, novatas ("píldoras", como se les llama cariñosamente en el departamento de la facultad de medicina por su subrayado redondeado), y también son criaturas empáticas y amables, portadoras de mirra que traen armonía a este mundo.
Desafortunadamente, ahora en el mundo, especialmente en países con clima ecuatorial, donde los ciudadanos más temperamentales, la tasa de delitos contra las mujeres, incluida la violencia doméstica, es prohibitivamente alta. Las niñas aman la verdad y muchas veces la dicen en persona, confiando en su elegido, y a cambio reciben golpes, cuchillos y una serie de otros viles atributos abusivos de los que solo son capaces los trapos del siglo XXI, considerándose pseudo-alfas.
Entonces, Carnegie tiene una cita interesante sobre esto: si peleas con tu novia como una broma, entonces no lo hagas en serio, bueno, como con un niño. No tengo nada en contra de las feministas. Sin embargo, solo notaré una actitud puramente moral hacia las niñas. Muchos de los que se dedicaban a la sección de boxeo saben que allí también entrenan chicas. Y una vez el entrenador, en una burla a mi peso, el entrenador de boxeo en lugar del tipo 90 me puso un bebé de 50 kilogramos de 15 años para sparring. Sí, aunque pesara 100 kilos, yo habría hecho exactamente lo mismo. Solo hice un par de fintas de caricias en el área de la cintura, coloqué protección y detuve los golpes, como si estuviera deteniendo los golpes de su bolso. El entrenador estaba furioso. Pero no he cambiado mi credo. Y al final, la puso contra la misma dama. De ninguna manera soy sexista, solo veo personalidades en las chicas. Y aceptar romperle la nariz y golpearle los riñones a un hermoso representante del sexo débil solo puede ser un representante de una orientación no tradicional. Ahora está de moda demostrar dominio sobre las damas, pero esto se puede hacer verbalmente y sin perjuicio de la personalidad de la chica.
